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El fruto de la pitahaya puede ser de color rojo o amarillo; su pulpa es blanca con numerosas semillas negras y su sabor es delicado e intensamente dulce.
Probablemente, el aspecto más fascinante de la planta de la pitahaya es la historia de sus frutos: sus enormes flores simples brotan al inicio y durante toda la estación lluviosa.
Éstas comienzan a abrirse cuando la oscuridad es total y desprenden un fuerte aroma a jazmín con el objetivo de atraer a las polillas polinizadoras. Si una flor de pitahaya logra ser polinizada exitosamente se forma un solo fruto, que puede alcanzar hasta 15 centímetros, con un inigualable color rosado, intenso y brillante como si estuviera cubierto de cera.
Consúmela fresca o en productos procesados como jugos, helados, mermeladas y yogur.